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El Ver-O-Peso y el comienzo del Amazonas

  • Foto del escritor: Caro lamatta
    Caro lamatta
  • 30 mar 2017
  • 3 Min. de lectura

25 días en el Amazonas, parte I


Se dice que el Amazonas termina en el Atlántico, y sí, los 7.062 kilómetros del río más largo del mundo, comienzan en el nevado de Mismi en Perú y desembocan en el océano que baña las costas del norte de Brasil, pero el Amazonas también termina en la feria libre más grande de Latinoamérica; el Ver-o-Peso.


Tengo en frente al río Guamá que diluye en sus aguas el marrón amazónico, y a mis espaldas el mercado que diluye en sus pasillos a su selva en productos. Productos que son frutas exóticas, - aún para los mismos brasileros- , hierbas medicinales, artículos religiosos, artesanías, canastos llenos de camarones, montones de Azaí, interminables bolsas de castañas de pará y peixes, cientos de peixes, algunos de hasta 1.60 de largo. Todo viene desde la selva en navíos que desembarcan desde las dos de la mañana y que no paran hasta el atardecer.


En el siglo 17 se inauguró el mercado para verificar el peso exacto de las mercaderías que venían de río adentro, así se obtenía el valor de los impuestos otorgados por la corona portuguesa. Ver – O – Peso significa ver el peso.


Aquí huele a hierbas, los pasillos son amplios y de las barracas- los puestos de la feria- cuelgan botellitas de colores por montones. También hay polvos anaranjados, cafés y blancos envueltos en bolsas transparentes y botellas pequeñas, como de vinagre, llenas de líquidos de olores fuertes. Hay manojos de plantas frescas y ramas y raíces secas.

Es medicina amazónica, pócimas mágicas que prometen curar desde el mal de ojo hasta el cáncer en todos los formatos: ungüentos, aceites, jarabes, cremas y garrafinhas. Es imposible salir de aquí con las manos vacías.


Claudio y yo caminamos entre los pasillos. Él va sorbeteando el coco gelado que lleva entre sus manos y yo voy pasmada mirando los colores y las formas del lugar. Hay jubilados rubios con pantalones cortos sacando fotos y también hay morenas redondas queriendo comprar tapioca junto a sus niños. Paramos frente a un viejo flaco de rostro angulado que me empieza a contar los beneficios de un jabón. Está hecho de azaí y yo estoy hecha de curiosidad. Le pregunto por los frasquitos que cuelgan de su puesto. Tiene una solución para todo, incluso para la gastritis, me emociono y le compro. El hombre conoce su selva a fondo.


El Ver o Peso no es sólo para mirar, oler, y comprar, también es para probar. Aquí se almuerza y se almuerza barato. Es el mejor lugar para probar la gastronomía local en su más pura versión. No es gourmet, es pescado frito -na hora- con pulpa de azaí y farofa. La farofa en portugués, harina de mandioca en español, también harina de yuca en Colombia, se sirve en todas las mesas de Brasil de norte a sur, de rico a pobre, sin excepción. En el sudeste de Brasil acompaña la feijoada, aquí en Pará acompaña al peixe con azaí. No el heladito de azaí que venden en Morro de Sao Pablo y ahora en todas las ferias gourmet de Santiago. Ese tiene guaraná y azúcar. El azaí paerense es la fruta molida y mezclada con agua.


Estamos en Belem en el estado brasilero de Pará. Vinimos hasta acá para tomar el barco que nos internará en el más famoso de los ríos. Para eso, tuvimos que viajar a dedo durante siete días seguidos con camioneros anfetaminados por madrugadas y pueblos que jamás habían odio el español.


Sólo estaremos tres días. La visa de turista nos vence en dos semanas y eso es lo que demoran los barcos en llegar a la frontera con Colombia. Tenemos que correr, sólo tenemos unos pocos días para cruzar Brasil por el Amazonas.


 

Belem de Pará son las indígenas amazónicas que esconden con recelo el secreto de sus plantas milagrosas en el Ver o Peso; es también Nossa Senhora de Nazaré con su túnica en forma de cono y sus pulseritas de colores, y Cirio de Nazaré, una de las procesiones católicas más grandes del mundo. Belem es la estatua misteriosa de la que parece ser Yemanyá junto al botó-el delfín rosado del Amazonas-, a una sirena, a un cíclope y a un indígena en paños menores. Belem es la ondera Estacão das Docas con su música en vivo y su cerveza artesanal frente al río y es también su gastronomía gourmet conocida por usar ingredientes locales. Belem es un punto de inicio hacia Guyana Francesa y un punto de llegada desde Manaus. Belem es el final del Amazonas en todas sus formas.


Continúa con...25 días en el Amazonas Parte II


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Penélope

¡Hola!  soy Carolina, viajera y autora de este blog de viajes. Aquí escribo mis historias y te ofrezco tips, guías prácticas e itinerarios para que te animes, agarres tu mochila  y salgas a descubrir el mundo.

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